¡Hola handfitos! ¿Qué tal el verano? Llevo tiempo pensando en hacer una lista de restaurantes bonitos de Madrid, mi ciudad, y como estas vacaciones he aprovechado para conocer algunos nuevos, ha llegado el momento. ¿Tenéis hambre?
Desde hace unos años, la decoración ha cobrado muchísima importancia en los restaurantes, algunas veces incluso superando a sus cocinas. Por algo será. Cada vez más, buscamos vivir experiencias completas y la decoración es un elemento fundamental que hace que la comida suba de nivel. Sentirse como en casa, trasladarte a los años 60 o viajar a Tailandia es posible en Madrid si eliges el restaurante adecuado. Además, como soy de buen comer, aprovecharé para hablar un poquito de la comida de estos restaurantes, no vaya a ser que me tachéis de snob.
Sushita Café
Uno de mis sitios preferidos para comer sushi en Madrid. Le tengo un especial cariño. Estuve cenando la misma semana que abrió su primer local en la calle Alberto Aguilera. Luego, le han acompañado algunos locales más, destacando el de la calle Miguel Ángel. Su decoración es muy acogedora. Destacan los suelos de baldosas y los sofás estampados, las lámparas grandes de diseño y las plantas repartidas por todo el restaurante. La primera vez que fui me sorprendieron los platos cerámicos, redondos o alargados, pero cada uno distinto.
Carta del Sushita Café. Añaden platos, eliminan o cambian unos por otros cada poco tiempo. Tienen, como a mí me gustan, cartas vivas. El sushi está increíble y se sale un poco de lo habitual. No es un sushi tradicional, sino que fusiona lo japonés con otros sabores asiáticos, de la comida peruana o de la española. De postre, no dejes de probar la tarta de limón.
La Jefa
¿Habéis escuchado alguna vez el término ‘comida colonial’? Es la propuesta de La Jefa, un restaurante en la calle Recoletos de Madrid, muy cerca de la histórica plaza de Colón. Además de la comida, sorprendente por su mezcla de sabores de aquellos sitios que fueron colonia española en algún momento, la decoración del salón es muy heterogénea y acogedora. Destaca una librería colonial en uno de los laterales de la sala.
El local también cuenta con algunos espacios diferenciados donde poder estar más tranquilo sin la compañía del resto de mesas. A mí me encanta un espacio a la entrada donde impone un sofá color turquesa y una bici antigua colgada de la pared.
Comida colonial. Si tuviera que definir la carta de La Jefa con un adjetivo, sería colorida. Todo apetece cuando lo lees y todo apetece cuando ves los platos con los ojos. De lo que he probado, destaco dos platos. Las croquetas de ají de gallina, que vienen acompañadas de una salsa de aceitunas negras con un toque picante. También están muy buenos los gambones Wonton, rebozados en pasta oriental. Se trata de una revisión de las gambas a la gabarcina, acompañadas de salsa romescu. Riquísimas. La carta de vinos también es muy interesante, con una selección de distintos países.
Paipái
Cocina española fusión. Habré escuchado esta mezcla mil veces, pero la semana pasada me encontré con esta nueva propuesta del chef Fernando Ruiz que me sorprendió. Por fin algo nuevo, pensé. El local tiene una decoración de apariencia sencilla que te hace sentir como en casa. Utilizan la madera de las mesas y elementos de la época colonial como sillas clásicas y lámparas de bambú grandes. Super recomendable.
Fusión España Sudamérica. A unos platos tan reconocibles en estos tiempos (makis, ceviche, tartares, etc.), les han incorporado algo nuevo que sorprende a los ojos y al paladar. No se puede ir a Paipái sin probar la tosta de bonito marinado en mojito con mayonesa de wasabi y el huevo crujiente a baja temperatura sobre parmentier de patata y trufa. El primero, maravilloso, de las formas más sabrosas que he tomado el bonito. El huevo, cremoso, sabroso y aromático. Para terminar, date un capricho con la torrija con helado de sidra.
El apartamento
El nombre de este sitio lo dice todo. Si quieres sentirte como en un apartamento que alquilas cuando eres joven, visítalo. Su decoración no tiene nada del otro mundo. Elementos colgados por las paredes como cuadros, una raqueta de tenis de las de antes o un teléfono antiguo. Ninguna frivolidad para que nada te distraiga de una buena conversación con tu pareja o un rato con amigos. Lo que destaco de este restaurante es precisamente la tranquilidad. En pleno centro de Madrid, es un lugar donde las mesas no están pegadas como lapas y nadie te mete prisa para terminar de comer. La comida, tradicional española con alguna incorporación de platos de los que se llevan ahora.
Comida de amigos. Sin estridencias, pero todo a un nivel medio alto. Croquetas de jamón, bombones de ternera con foie, carpaccio de buey, verduritas a la plancha, tartar de atún… Pidas lo que pidas y si eres carnívoro, prueba los bombones de ternera con foie.
Sala de despiece
Taberna, carnicería y alta cocina. Esto es Sala de Despiece. He dudado en incluir este local tan guai en esta lista de restaurantes bonitos de Madrid, pero no podía dejarlo fuera. Puede que con su decoración no te sientas como en casa ni sea una decoración colonial ni bonita. Lo que no podrás negar es que la ambientación de esta taberna madrileña te deja con la boca abierta. Sus dueños dicen que la ambientación busca ensalzar la esencia del producto, que debe ser el protagonista absoluto. Se trata de un espacio inspirado en pescaderías o carnicerías clásicas, muy blanco, con paredes de azulejos y cajas de porexpán en el techo. Una vitrina grande guarda una variedad amplia de cuchillos para carne y para pescado. Y la comida… uhmmmm.
Tapeo brutal. Original no, lo siguiente. La carta tiene forma de albarán de lonja y está dividida entre las distintas familias de productos. Cefalópodos, moluscos, pescado, carne, huevos, verduras, quesos, chacinas y postres. Vamos bien, ¿verdad? Los precios de las raciones van desde los 4 hasta los 25 euros. El imprescindible si tuviera que elegir uno, el chuletón cenital, una pieza de carne servida en carpaccio, con tartufata (reducción de trufa) y tomate. Lo demás, vía libre a tu imaginación y gusto culinario. No vas a fallar pidas lo que pidas.
Muta
Un restaurante que cambia su enfoque cada poco tiempo. Esta es la propuesta que desde 2014, los mismos artífices de Sala de Despiece instalaron en la misma calle Ponzano. Restaurante brasileño, taberna gallega, cocina balear, ahora club de fumadores, más o menos cada año este local se transforma de arriba a abajo. Como imaginaréis, la decoración del local muta cada año al mismo tiempo que la carta. Pero cuidado, en este restaurante todo es sutil y relativo. No te pienses que su última propuesta es un club de fumadores al uso. La referencia a la acción de fumar –smoking-, se refiere a la técnica que utilizan para cocinar la mayoría de platos de la carta: cocciones a fuego lento en un horno especial.
Un asador con clase. Costillar, porchetta y otras delicatessen para los carnívoros. Tengo que reconocer que no he ido a la última mutación de Muta. Conociendo la habilidad culinaria de Sala de Despiece y de versiones anteriores de Muta, no dudo que será apetecible.
Café Comercial
Vaya berrinche nos llevamos los madrileños por el cierre del legendario Café Comercial. Inaugurado en 1887, cerró en 2015 por causas sobre las que no merece la pena volver ahora. Dos años después, el pasado marzo reabrió con una cara renovada, restaurada, modernizada, como se le quiera llamar. Es verdad que no es el mismo Café Comercial de toda la vida donde políticos, escritores, intelectuales y ciudadanos de todo tipo tomaban café, cerveza bien tirada o pasaban el rato solos, en tertulias o cerrando acuerdos de índole variada. Sin embargo, aunque los románticos dirán que ya nunca será lo mismo y que el nuevo Café Comercial no vale para nada, no estoy de acuerdo. Los nuevos dueños, un grupo de restauración con varios restaurantes en Madrid, han mantenido no solo el nombre y el lugar, sino la esencia de este local histórico.
Posiblemente lo moderno y los modernos no permitirán a esta cafetería ser la de antes nunca más, pero sí creo que mantiene ese entorno agradable y cálido en el que poder tomar algo con tranquilidad, escribiendo canciones o leyendo una novela. Os dejo fotos del antes y el después para que valoréis vosotros mismos. Sofás corridos, lámparas de cristales, sillas de cafetería madrileña clásica, mesas de mármol…
Desayunos, comidas, meriendas, cenas y copas. La oferta completa para cualquier momento del día es lo que caracteriza al Café Comercial. La carta es, como no podría ser de otra forma, tradicional. Café y churros por la mañana, ensaladilla rusa y raciones para comer y para cenar, bollería para merendar y una oferta de coctelería clásica para última hora. Ambiente agradable y comida de toda la vida es un mix que no te debes perder. Aunque no sea el de toda la vida, guarda la esencia.
Manneken
Los dueños de este antro del barrio de Malasaña sienten verdadero amor por los cócteles. Se nota en sus mejunjes y en su decoración, que además, está a la venta de día. He dudado en incluirlo en la lista porque no se trata de un restaurante, lo que significa que NO dan comida. Ni frutos secos. Si lo he incluido es porque el concepto de juntar coctelería y antigüedades en el mismo local merecía su lugar en esta lista top de locales bonitos de Madrid.
El Manneken es territorio clásico, donde los sofás y los muebles son los protagonistas. La oscuridad del bar contrasta con la amabilidad de los dueños, amantes de sus preparaciones y de los muebles antiguos. La barra del local es un viejo aparador clásico donde es habitual ver a los clientes de siempre probando nuevas combinaciones. En alguna ocasión me he encontrado con actuaciones musicales, lo cual hace aún más especial el local. La última vez tuve la suerte de escuchar a una cantante afroamericana haciendo versiones de las reinas del pop. Fue inolvidable. De verdad, no te pierdas este sitio.
La coctelería más original. A Manneken debes acudir sin ideas preconcebidas, abierto a probar mezclas nuevas. Busca el sillón que más te guste -siempre que esté libre, claro-, y déjate sorprender. ¿Te gusta fuerte? ¿El vodka? ¿Los sabores cítricos? Si no lo tienen en la carta, te lo crean para ti en el mismo momento. Una pasada. Todos los cócteles son a 8 euros. Así no hay lugar a sorpresas en la cuenta, lo que se agradece.
Restauran muebles y los venden. Por la noche, en Manneken hacen cócteles, pero por el día, venden antigüedades. Si todavía te estás preguntando cómo restaurar muebles de madera, utilizando masilla reparadora y repintando con la técnica chalk paint, ¿a qué esperas a ver nuestro tutorial? ?
Gonzalín ‘Bar a secas’
Gonzalín no es un bar a secas como dice su nombre. Es un bar, sí, de cocina sencilla, sí, abierto a todas horas, sí, pero con mucho estilo. Desde que entras, tienes la sensación de estar en un bar, pero no en un bar cualquiera. El bar gira, como cualquier otro, alrededor de la barra. Además, su decoración moderna hace que el ambiente invite a sentarse tranquilamente sin miedo a mancharse y a pasar un buen rato. También tiene otro salón con mesas bajas para cenar de raciones. Sin pretensiones, aunque muy agradable.
Un bar de tapas modernete. La carta de Gonzalín recuerda a la de un bar de toda la vida. El aspecto, sin embargo, hace honor a su tiempo. La tortilla y las croquetas, aunque no son de las mejores de Madrid, merece la pena probarlas. La causa limeña, un toque de cocina peruano que sorprende, viene a ser una ensaladilla rusa bien hecha. ¡A probarlo!
Donde Mónica
Si buscas rincones sorprendentes dentro del centro más pijo de Madrid, vete a Donde Mónica. Hace ya tres años, bajaba andando por la calle Padilla hacia la calle Serrano y me sorprendió un patio interior bonito donde a la derecha había un cartel que parecía un restaurante. Me acerqué y voilà! Donde Mónica es un local muy bonito, decorado en tonos pasteles, con ventanales amplios que dan a un patio interior de estilo inglés.
Para cuidarse comiendo rico. La carta, igual que el patio, tiene un estilo inglés, de barrio de negocios. Bocadillos, sandwiches, focaccias, ensaladas, acompañadas de algunas raciones para compartir. Tengo buen recuerdo de la burrata con tomate y los tallarines en wok.
Platea
Antes cine ahora albergue de 6 estrellas Michelín, este espacio gastronómico se ha convertido ya en un clásico en Madrid. En plena plaza de Colón, en el espacio que ocupaban los cines Carlos III, abrió en 2014 esta propuesta multigastronómica. En dos plantas y tres palcos conviven multitud de espacios y conceptos gastronómicos, bajo un entorno de los años 40 y 50.
El diseñador Lázaro Rosa-Violán, responsable de la decoración de otros muchos restaurantes en España, ha conseguido con su propuesta de interiorismo un espacio homogéneo que gira alrededor del anfiteatro del antiguo cine. El estilo de los años 40 y 50 en el que se ha inspirado incorpora muebles vintag, el uso de la madera y de colores brillantes, así como columnas de luz que dan mucha profundidad a todos los espacios. No te lo puedes perder. Además, el escenario tiene una programación continua de actuaciones musicales casi todas las tardes y noches del año.
Muchas propuestas gastronómicas en un mismo sitio. En Platea existen propuestas gastronómicas para todos los gustos. En la planta a la que se accede por la calle -antiguo patio de butacas-, conviven varias propuestas de tapas y una barra larga de bebidas. El sótano -perforado en la platea-, es el espacio dedicado a las comidas del mundo y se puede comer desde cocina mexicana, peruana, hamburguesas, etc. Por último los palcos, desde las que se pueden ver los dos espacios anteriores, albergan un restaurante del chef Ricard Camarena para disfrutar con tranquilidad de comidas y cenas, un cocktail bar y un club para bailar. Mi espacio preferido es el sótano, sin duda, donde puedes ir sin las ideas claras sobre qué te apetece y terminar tomando ya sea un ceviche como un plato de cuchara.
Thai Garden 2112
¿Os he hablado ya alguna vez de él? Es, posiblemente, uno de mis sitios preferidos para comer en Madrid. No es el que tiene mejor comida, pero sí es uno de los restaurantes más especiales y con una decoración más salvaje y auténtica. Se encuentra en la calle Arturo Soria, cerca de donde vivo y a pesar de haber ido más de veinte veces, me encanta repetir. Desde que entras a Thai Garden, te hacen sentir en Tailandia. La persona que te saluda, junta las manos, agacha la cabeza y te acompaña a tu sitio. Te da paz. Las mesas, rodeadas de jardines con mucha vegetación y algunos muebles orientales. El baño con los techos de cristal, el bambú colgando y los pajarillos cantando. La amabilidad de los camareros. La comida, con sabores poco habituales en la cocina española.
Comida tailandesa auténtica. Su menú del día básico, con dos platos, bebida y postre, de 14 euros, contrasta con una carta sofisticada más cara. Tanto el menú de mediodía -hay varias opciones con distintos precios-, como pedir por carta, merecen mucho la pena. Me encantan en general sus currys (rojo, verde, amarillo…) y lo bien que usan el cilantro, la menta y cualquier otra especia. Puede ser que haya conocido en Madrid tailandeses con mejor cocina, pero no más especiales que este.
¿Os ha gustado la lista? ¿Conocéis alguno de estos restaurantes? ¿Os gustaría que os descubriera más de estos y en otras ciudades? Déjanos un comentario y tus deseos serán órdenes. O al menos, os prometo que los leeré e intentaré hacerlos realidad.
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