Si eres amante de la decoración y de la vegetación, seguro que sueles tener en casa plantas o flores para dar vida e iluminar espacios. ¿Alguna vez has oído hablar del Kokedama? Es el nombre que recibe una tradición milenaria en forma de arte floral, que surgió hace más de 500 años. Puede resultarte familiar, y es que esta técnica artesanal es hermana del Bonsai.
En este post te invitamos a descubrir cómo hacer kokedamas y aprovechar, además de las posibilidades de decoración que ofrecen, sus beneficios para la salud, como la reducción del estrés.
Historia y beneficios del Kokedama
Kokedama, o en español “bola de musgo”, es la palabra que describe una tradición milenaria de cultivo de plantas muy popular. Surgió hace más de 500 años y reúne ciertas similitudes con los bonsais, persiguiendo recrear un hábitat natural que fomente ambientes de relajación y bienestar. Normalmente se usan esferas hechas de musgo, akadama (una arcilla de color rojizo que se usa como sustrato de cultivo), turba y arena de río y del conjunto de estos elementos nace una planta. Para los kokedamas se utilizan diferentes variedades: arbustos, plantas silvestres, florales, e incluso plantas carnívoras…¡original y ecológico!
Pero sus beneficios no se reducen solamente a la capacidad decorativa que brindan. Los kokedamas, como cualquier planta decorativa, ayudan a purificar el aire y a crear un ambiente relajado, lo que se traduce en una reducción de la sensación de estrés. Pero no sólo eso, los japoneses aseguran que absorben malas energías. ¡Estas bolitas son todo ventajas! 🙂
Cómo hacer kokedamas
Para hacer tu propio kokedama necesitarás la planta que quieras cultivar -te recomendamos que sean de un tamaño más bien pequeño, que no se desarrollen demasiado-, sustrato (7 partes de turba y 3 de akadama o sustrato para bonsai), musgo seco y fresco, tijeras, hilo de algodón, cordel, guantes y agua. Si te preguntas cómo conseguir el musgo, te recomendamos que lo compres en floristerías, aunque siempre tienes la opción de cultivarlo en tu jardín si vives en una zona con la humedad suficiente.
En primer lugar, quita toda la tierra que puedas a las raíces de tu planta. Después, forma una bola del tamaño de una naranja aproximadamente con el sustrato que has preparado (turba y akadama, ¿recuerdas?). La bola debe quedar con una consistencia firme y compacta, si no puedes añadir más agua hasta obtener el resultado deseado.
A continuación, envuelve las raíces de la planta con el musgo seco y ata el musgo con el hilo de algodón. No te preocupes por el aspecto de ahora, con el tiempo desaparecerá entre la planta y las raíces se podrán mover libremente. Tras esto haz un agujero en la bolita para introducir la planta con cuidado de no dañar las raíces. Cuando termines, amasa un poco para que vuelva a tener forma redonda por completo.
¡Ya casi está! Tan sólo queda cubrir la bola de sustrato con el musgo fresco que tienes guardado desde el inicio. Ya puedes atarle a tu kokedama un cordel y colgarlo donde más te guste. También puedes apoyarlo en una bandeja como en las imágenes, o ponerlo en una maceta diy que hagas en casa 🙂
Cómo regar tu kokedama
Aunque pueda parecer que estas plantas necesitan muchos cuidados, lo cierto es que son muy agradecidas y apenas requieren atenciones. Con regarlas una o dos veces por semana, se mantendrán en perfecto estado y tan bonitas como el primer día 🙂
Te preguntarás qué método de riego es el indicado para los kokedamas. Lo ideal es practicar el riego por inmersión: se trata de sumergir la bola de musgo por completo en un recipiente con agua. En el proceso, el kokedama empezará a hacer burbujas en la base del tallo. Cuando las burbujas dejen de aparecer significará que no absorbe más agua. Será momento entonces de retirar la bola del recipiente, apretarla ligeramente y dejarla secar -ya sea dejándola reposar apoyada o colgada-.
¿Qué te ha parecido este arte floral milenario? ¿Harías un kokedama para decorar alguna estancia de tu casa? ¡Cuéntanos en comentarios!
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