¿Has tenido alguna vez una planta enredadera? Adornan como ninguna otra muros y balcones, creando una “barrera” que los protege, además, de la lluvia, del viento y de otras amenazas externas. A nosotros nos encantan, y te queremos compartir los principales tipos, los cuidados que necesitan y algún otro consejo que te resultará de utilidad. 🙂

Tipos de plantas enredaderas
Los tipos de enredaderas se cuentan por decenas. Algunas tienen flor, otras no. Y entre tanta variedad, te presentamos los más destacados y sus necesidades a continuación, para que elijas la más adecuada para ti.
Hiedra o hedera
Las hiedras son una de las plantas enredaderas más populares: existen hasta 15 variedades distintas, todas perennes, leñosas y trepadoras. Son altamente resistentes y suelen duran muchos años, tanto en exterior como en interior, aunque están especialmente cómodas en espacios luminosos donde no reciben sol directo.
Si se plantan en el suelo, crecen extendiéndose, aunque rara vez superan los 20 cm de altura. Sin embargo, al ser enredaderas, si disponen de una superficie para trepar (muros, vallas, rocas, árboles…), pueden llegar incluso a superar los 30 m de altura. Las encontrarás en tonos verdes, blancos o amarillos, y sus brotes se volverán más gruesos con el paso del tiempo.
Las hiedras no necesitan mucha agua. En los meses más calurosos puedes regarlas dos o tres veces a la semana, y reducir la frecuencia a una o dos veces por semana el resto del año. Es conveniente abonarla en primavera y verano con abono orgánico. Puedes, por ejemplo, echar a la tierra alguna cáscara de huevo, de plátano, posos de café, bolsas de té, compost o estiércol. Eso si la tienes plantada en un jardín. Si, por el contrario, la tienes en maceta, usa un abono líquido químico universal, lo puedes conseguir en un vivero.
Advertencia: algunas partes de la hiedra pueden ser tóxicas. Por lo tanto, conviene informarse antes de plantarla, especialmente si niños o mascotas van a estar en contacto con ella.


Ojos de poeta o susana de ojos negros
Los ojos de poeta son plantas trepadoras originarias del sur de África, muy llamativas gracias a su abundante floración naranja. Es una enredadera, al igual que la hiedra, pero no crece tan alto como esta: en general, los ojos de poeta crecen hasta los 2 m de altura, pudiendo llegar a alcanzar, en ocasiones, los 3 m.
La exuberante floración se produce en privavera y dura hasta finales de otoño, por lo que, durante la temporada invernal, la planta carecerá de flores, manteniéndose únicamente sus hojas. Para un desarrollo óptimo, los ojos de poeta se recomiendan plantar en un lugar muy luminoso, con luz natural, aunque sin una exposición directa al sol en los meses más calurosos del año. Al igual que la hiedra, puede crecer también en lugares de ligera semisombra, pero debe evitarse exponerla de forma frecuente a temperaturas inferiores a los 5ºC.
No necesita demasiada agua, así que riega moderadamente durante todo el año, evitando la formación de charcos. Cuando se acerca la época de floración, en primavera, se puede aumentar ligeramente el riego.
Para asegurarte de que la planta crezca forma óptima, es conveniente abonarla con un fertilizante orgánico o mineral cada 15 días, especialmente en las épocas de floración.


Pasionaria o flor de la pasión
Esta enredadera posee quizás las flores más llamativas, originales y elaboradas de todas (las puedes encontrar de varios colores, desde el blanco, hasta el violeta o el rojo). Además, suele llegar a crecer hasta los 6 o 7 m, siempre que se encuentren junto a una superficie vertical por la que puedan trepar.
Las pasionarias son originarias de zonas cálidas de Asia y Oceanía. Es por esta razón que se desenvuelven bien en climas calurosos (mejor en semisombra) y, al contrario, no son muy amigas del frío. Así, puedes mantenerlas en exterior si la temperatura del lugar donde vives te lo permite, si no, puedes mantenerlas en una habitación donde tenga acceso a mucha luz natural.
Necesitan una cantidad moderada de agua, regando 3 veces por semana en temporada cálida (primavera y verano), pudiendo reducir a 1 vez por semana el resto del año. En cualquier caso, debe evitarse el encharcamiento. Además, es conveniente abonar en primavera y verano con un abono orgánico o mineral, siguiendo las instrucciones del producto.


Jazmín trepador
El jazmín es una de las plantas más típicas de los paisajes mediterráneos y orientales, con unas flores preciosas, blancas y olorosas. Hay distintas variedades, entre ellas, la enredadera o jazmín trepador.
No requiere grandes cuidados y se adapta a muchos tipos de clima y ambiente. Eso sí, prefieren la exposición directa al sol, en lugares soleados y luminosos. En interior, mejor en estancias que reciban altas dosis de luz natural. Y aunque no es una planta especialmente delicada, lo mejor es no someterla a heladas ni a períodos prolongados de frío en invierno, pues podría perder hojas. Asimismo, no es la planta más adecuada en aquellos lugares donde sean frecuentes ráfagas de viento fuertes.
No necesita mucha agua, y es suficiente con regarla cada dos semanas en verano. Hay que evitar que se produzcan estancamientos de agua y esperar a que la tierra esté seca antes de regar de nuevo.


Campanillas o ipomeas
La campanilla o ipomea es una enredadera que proviene de la América tropical. En la temporada de verano, y hasta otoño, se llenan unas llamativas flores púrpuras que dan una especial belleza a cualquier jardín.
Aunque su cultivo es fácil y no requiere de grandes cuidados, no se adapta bien a los climas fríos, por lo que se desarrollará mejor en zonas calurosas y, a ser posible, húmedas. No requiere un riego muy abundante, basta con regarla cada 3 o 4 días.
En primavera es conveniente abonarla con harina de huesos.


Buganvilla
Dentro del género buganvilla, nos encontramos con la buganvilla trepadora. Es una de las enredaderas más espectaculares por la gran cantidad de de flores la pueden llegar a cubrir. Puede llegar a medir 12 m de altura y, dependiendo del clima en el que se encuentre, se comportará como planta de hoja perenne (en lugares húmedos) o caducifolia (en zonas más secas).
La buganvilla soporta bien todo tipo de suelo, y no es extremadamente sensible al clima. Florece con esplendor en la época de verano, aunque en los climas más cálidos, donde no hiela, puede llegar a tener flores durante todo el año. Para que la floración dure el máximo tiempo posible, necesita espacios altamente luminosos, incluso a pleno sol. No es conveniente someterla por tiempos prolongados a temperaturas más bajas que los 10ºC, aunque puede soportar alguna helada, siempre que estas sean puntuales.
El riego que necesita es moderado, aumentándolo ligeramente cuando tenga flores. Como prefiere los suelos fértiles, puedes abonar la tierra con un fertilizante orgánico en los meses fríos y con uno mineral en época de floración, que le dará la fuerza que necesite. Sea cual sea el abono, lo mejor es que esté bajo en nitrógeno.


Madreselva
Si vives en un lugar algo frío, la madreselva puede ser tu mejor opción. Es una planta trepadora que resiste muy bien las bajas temperaturas (hasta los -15ºC), así como la poda, pudiendo controlar su crecimiento de forma muy fácil (aunque no suele superar los 6 metros). Además, durante la época de floración se llena de olorosas flores en tonos blancos, amarillos, rojos… dependiendo de la planta.
La madreselva crece rápidamente y su floración se produce durante la primavera. Eso sí, sus frutos no son comestibles, de hecho, pueden resultar tóxicos. Se desarrolla mucho mejor en espacios luminosos, aunque parará su crecimiento si se le expone directamente al sol por mucho tiempo, pudiendo incluso perder sus hojas. También, para que esté más cómoda, hay que colocarla en una superficie por la que pueda trepar.
Requiere un riego moderado, evitando siempre el encharcamiento (se recomienda regar cada 3 días en verano, y cada 4 o 5 el resto del año). Además, no suele ser necesario abonar la planta.


Rosal trepador
¿Te gustan las rosas? Si es así, debes saber que también hay rosales trepadores o en forma de enredadera. Y existen tres tipos principales: reflorecientes con flores grandes, reflorecientes con flores pequeñas y no reflorecientes (flor grande). La floración durará de primavera a otoño, aunque, en el caso de los rosales no reflorecientes, solo habrá una floración en primavera.
Lo mejor es colocarlos en lugares muy luminosos, incluso recibiendo luz solar directa. Si se colocan en espacios de semisombra, deberían igualmente ser bastante luminosos. En los climas calurosos y secos crecen y florecen con mucha facilidad, sin embargo, pueden tener una vida más corta.
Los rosales necesitan mucha agua, aunque se debe evitar el encharcamiento. Así, en verano deben regarse cada 3 o 4 días a la semana, y cada 6 o 7 el resto del año. En primavera y verano, para fomentar el crecimiento, es conveniente abonarlos con un fertilizante orgánico o mineral.


Cómo trasplantar una enredadera
Si quieres cambiar de sitio una enredadera (trasplantarla), debes saber que cuanto más grande sea esta, más difícil será el proceso. Esto es porque se utilizan para cubrir grandes superficies (muros, columnas…), y para trasplantarlas hay que separarlas completamente, corriendo el riesgo de que las plantas más grandes se partan. Además, para que el proceso sea más sencillo, se suele dar una buena poda, lo que puede dejar una enredadera grande prácticamente desnuda.
Aun así, si estás decidido a cambiar de lugar una planta de grandes dimensiones, lo mejor es que envuelvas el cepellón (bloque de tierra adherido a las raíces) en una tela metálica y apliques alrededor una capa de escayola, para asegurarte de que no se desarme. Al día siguiente, la escayola estará seca y podrás mover la planta sin problemas. Si la enredadera es más bien pequeña, basta con que envuelvas su cepellón con un plástico duro o una lona.
El trasplante siempre debe realizarse en invierno, o también en otoño si el clima es frío, ya que no es conveniente dejar sin raíces a la planta en la época de primavera y verano, cuando las flores y las hojas exigen mayores cuidados y nutrientes. Eso sí, evita hacerlo cuando el frío sea extremo o haya heladas.
Proceso: humedece un poco la tierra antes de trasplantar y poda la planta ligeramente para que te sea más fácil moverla de un sitio a otro. Luego, coloca el cepellón en un hoyo, mezclando la tierra con abono orgánico, y riega. ¡Listo, ya lo tienes! En los días posteriores, asegúrate de que la tierra está siempre un poco húmeda, para fortalecerla después del proceso, y darle un impulso para que siga creciendo de forma óptima.

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Me ha encantado esta publicación.Varias de las especies que anunciais las tengo en mi jardín y las cuido más con el corazón que por mis conocimientos en jardinería (nulos por completo)y a falta de tiempo para tratar de cómo cuidar mejor mi jardín he dado con esta publicación que a buen seguro voy a poner en práctica para ver mejor resultado en cuanto al crecimiento y floración pues no siempre tengo los resultados que espero. Muchísimas gracias por la información tan clara y precisa .Felicitaciones!!!
¡Muchas gracias por tu comentario, Gloria! Debes tener un jardín precioso… Ojalá que, de verdad, nuestra publicación te ayude a que lo sea aún más. ¡Un abrazo! 🙂
Me ha encantado la publicación. Tengo jardín y lo cuido más con el corazón que por mis conocimientos de jardinería (nulos);de manera, que no siempre obtengo los resultados que deseo. El contenido de este post coincide con mismas variedades que poseo en mi jardín y es por ello que he prestado especial interés en la información. Creo que es precisa y no muy costosa de llevar a cabo y a buen seguro me va a ayudar mucho a tener en mejor estado su forraje y floración. Muchísimas gracias y felicitaciones!!!!
Me encantan las plantas y aprender obvio
Quiero poder tener las campañas azulescdonde las puedo comprar o como las puedo hacer nacer de otra planta madre. Gracias
¡Hola, Claudia! La encontrarás, seguramente en cualquier gran superficie de jardinería :). También puedes comprar semillas o, si quieres reproducir una planta madre, lo que tienes que hacer es lo siguiente: cuando la planta no esté en flor, corta uno de los tallos y plántalo en tierra húmeda (puedes ayudar a la planta con un poco de abono, como con harina de huesos)… ¡Muy fácil!