El frigorífico es probablemente el único electrodoméstico que todos tenemos en casa funcionando 24/7 los 365 días del año. En todas las cocinas hay uno, y sin embargo no siempre le prestamos la atención y el cuidado que merece, a pesar de ser un aliado imprescindible en nuestras vidas. Hay algunas cuestiones y trucos interesantes a tener en cuenta a la hora de organizar tu nevera, y un montón de motivos para animarte a hacerlo:
- Por salud: Una nevera limpia y ordenada del modo correcto te ayudará a mantener la cadena de frío, conservar en buen estado los alimentos y evitar la proliferación de bacterias.
- Por ahorro: Exactamente igual que cuando decides organizar tu armario ropero, ordenar tus alimentos correctamente y de manera visible, te ayudará a tenerlos presentes, a saber qué tienes realmente, y por lo tanto a comprar sólo lo que de verdad necesitas. Se trata de evitar el despilfarro de comida, aprendiendo a consumir menos, pero mejor.
- Por ecología: Mantener la nevera en orden también te permitirá encontrar con más rapidez la comida y no tener que pasar tanto rato con la puerta del frigorífico abierta (ni abrirla tantas veces), haciendo que suba la temperatura en el interior y gastando una barbaridad de energía innecesaria.
- Por motivación: Ver tu frigo perfectamente organizado puede que incluso te inspire a la hora de pensar nuevas ideas y recetas. Y seguramente hará que te apetezca más cocinar y comer sano (¡no podrás resistirte a todos esos colores de frutas y verduras!).
Por eso, hoy te dejamos varios consejos para ponerte manos a la obra y ¡dejar tu nevera digna de presumir en Pinterest!
Primero: Vacía y límpiala por dentro
Da muchísima pereza, lo sabemos. Pero como en tantos otros casos, aquí Marie Kondo acierta de plano: Antes de comenzar a organizar tu nevera, saca TODOS los productos de ella (incluso los que sabes que están en el lugar correcto), y aprovecha para hacer purga de aquello que hace semanas que ya sabes que no vas a consumir –ese queso de Burgos caducado, los sobres de kétchup que guardas “por si un picnic”, o ese tupper con moho que llevas días mirando con culpabilidad-.
Antes de limpiar, guarda (de manera temporal) los alimentos que vayas a conservar en neveras de viaje o bolsas de transporte de congelados, para no romper la cadena de frío. Limpia a conciencia el interior del frigorífico (baldas, paredes, fondo y cajones) con una mezcla de 1 parte de agua tibia + ½ parte de vinagre blanco, y sécalo todo muy bien con un paño limpio al acabar. Aprovecha que está vacía para desenchufarla y limpiar también la rejilla de la parte exterior trasera (la que va pegada a la pared).
Trata de mantener el hábito de hacer limpieza de superficies y contenido, como mínimo una vez al mes. Ahora ya tienes un lienzo en blanco perfecto para comenzar a organizar todo de manera ordenada.
Mantén la temperatura adecuada
La temperatura ideal que debe mantener tu frigorífico en la zona más alejada del congelador estaría alrededor de unos 5-8 ºC, y unos 1-4ºC para la parte más cercana al congelador. Como habitualmente las neveras sólo tienen un regulador de temperatura, lo suyo será mantenerla en una media de unos 5ºC. Para que la comida se conserve en perfecto estado, el congelador debe estar por debajo de los -18ºC.
¿Dónde colocar cada tipo de alimento?
No todos los alimentos necesitan la misma temperatura para conservarse correctamente, ni las neveras enfrían por igual en sus diferentes zonas. Por eso es muy importante aprender a organizarlo teniendo en cuenta la combinación de estos dos factores. Suponiendo que tu nevera sea tipo combi, y tenga el congelador en la parte inferior, la manera más eficiente de ubicar los alimentos sería:
- La puerta: Se trata de la zona menos fría, y la que es más susceptible a los cambios de temperatura. Es el lugar ideal para los huevos, las salsas y condimentos, mantequilla, mermeladas y bebidas como agua, leche, zumo y vino.
- La parte superior (o la más alejada del congelador): Es el lugar ideal para colocar los productos listos para consumo como el embutido, las masas refrigeradas y pastas frescas. También para aquellos alimentos que no requieren temperaturas muy bajas, pero sí estar refrigerados como la nata, el tomate frito y las conservas no esterilizadas (patés, anchoas en aceite, ahumados…).
- La zona intermedia: Aquí pondremos los lácteos como quesos y yogures. Además, es el lugar idóneo para colocar productos ya abiertos y las sobras de platos cocinados anteriormente.
- La zona baja (o la más cercana del congelador): Este es el lugar más frío de la nevera, y por eso es ahí donde debes ubicar las carnes y pescados crudos, que son los productos más perecederos y que necesitan conservarse a una temperatura más baja.
- Los cajones: En ellos puedes guardar la fruta, verdura y hortalizas que necesiten refrigeración (más adelante hablaremos de cuáles no deben conservarse en la nevera). Sácalas de las bolsas y guarda en un cajón las frutas y en otro las verduras, ya que ambos grupos emiten gases diferentes que afectan a la conservación del otro.
A la vista todo lo posible
Como explicábamos antes, es muy importante que en la medida de lo posible la comida que guardas en la nevera esté a la vista, y para ello, será interesante que te acostumbres a utilizar contenedores transparentes. Los tuppers de vidrio herméticos con forma cuadrada o rectangular son la mejor opción: a través del vidrio puedes ver qué hay dentro, son resistentes al paso del tiempo, generalmente son apilables, se limpian más fácilmente, no guardan olores, y cuando acaba su vida útil, se reciclan mejor que los de plástico, ¡todo ventajas!
También puedes acostumbrarte a utilizar botes de vidrio de conservas que cierren bien (mejor si les quitas perfectamente las etiquetas antiguas). De manera ocasional, también puedes utilizar bolsas plásticas de congelación con cierre de zip, para por ejemplo, conservar mejor las hojas de lechuga ya lavada y cortada.
Piensa en raciones individuales
Tanto para planificar la compra, como para cocinar y conservar lo cocinado, es una buena idea acostumbrarse a pensar en unidades de “ración” o “porción”. De esta manera puedes calcular exactamente cuánta comida tienes, cuánta necesitas comprar, y gestionarás mejor el almacenamiento y transporte, en caso de que habitualmente comas “de tupper” fuera de casa.
Esto es especialmente útil para los casos en que vayas a congelar. Si congelas en contenedores muy grandes, además de que probablemente te cueste más ubicarlos en los compartimentos del congelador, te verás obligado a consumirlo todo sí o sí una vez descongelado (lo que te restringe a la hora de hacer cambios de última hora en tu planificación). Si tu rutina de comidas y de raciones es siempre similar, puedes tener contenedores para una ración, para dos raciones, para cuatro, etc, e ir utilizándolas según sea más conveniente en cada momento.
Lo más antiguo, delante
Este hábito es probablemente una de las cosas más útiles que podemos aprender de los supermercados (y que deberás tener muy en cuenta a la hora de colocar la compra recién hecha): Coloca siempre delante lo que caduca antes, y detrás lo que caducará después.
Un truco que te puede apoyar a dar salida a la comida por orden de prioridad, es tener una pizarra en la cocina para anotar el stock que tienes en la nevera (y hacerlo por orden de caducidad es ya para matrícula de honor), y al otro lado la lista de la compra, para escribir según vayas agotando cosas que seguro necesitarás reponer.
Bien aprovechado, sí; completamente lleno, no
En general el frigorífico es más eficiente a nivel energético si está relativamente lleno que si está vacío. Pero ¡ojo!, para que el sistema de refrigerado funcione a la perfección, es conveniente que tampoco esté totalmente abarrotado. El aire debe poder circular entre los productos, y lo ideal es evitar que estos no toquen ni el fondo ni las paredes del interior.
Ayúdate de accesorios
Para colocar los alimentos por grupos, y para poder mantenerlos bien ordenados dentro de la nevera, te puedes ayudar de organizadores transparentes, bandejas, soportes para apilar latas etc. Hay opciones que puedes comprar con asas y tamaños adaptados, o puedes reutilizar ese tupper grande de 3 litros que compraste y nunca llegaste a utilizar para, por ejemplo, guardar juntos todos los quesos, y así poder sacarlos en conjunto en lugar de tenerlos desperdigados a lo largo de la nevera.
Nevera vs. despensa
No todos los alimentos necesitan refrigeración para mantenerse en condiciones; de hecho hay varias frutas y hortalizas que van a sobrevivir muchísimo mejor en una despensa convencional, en lugar de en la nevera. Estos son algunos ejemplos:
- Las patatas, cebollas y ajos (separadas entre sí), deben guardarse en un lugar seco y oscuro.
- Los calabacines y los tomates, así como las frutas de verano (melocotones, melón, ciruelas etc) pierden sabor cuando su temperatura baja de 10ºC.
- Las frutas tropicales (piña, plátano, aguacate…) deben estar en un lugar fresco, pero no frío. Es preferible mantenerlas fuera de la nevera, ya que esta puede dañar su proceso de maduración.
- El chocolate (excepto en épocas y lugares de mucho calor) conservará mejor su textura y sabor dentro de una alacena que en un frigorífico.
- El pan y la bollería deben estar en un lugar seco, como una panera, o una bolsa de tela.
Así que ya sabes, no malgastes espacio en tu frigorífico almacenando alimentos que en realidad se conservarán mejor en otros lugares de la cocina.
¿Y cómo organizar el congelador?
El congelador es un espacio mucho más opaco, por lo que será aún más importante mantener el orden, y tener muy claro qué tenemos guardado dentro. Su función es alargar la vida de los alimentos ralentizando su proceso de deterioro, pero eso no significa carta blanca para congelar la comida hasta el infinito y más allá.
Para garantizar una organización eficiente de tu congelador recuerda siempre etiquetar los paquetes que vayas guardando con la fecha de congelado, y si lo sabes, el peso del alimento. Recuerda el truco de congelar raciones individuales, porque las podrás almacenar con mayor facilidad, así como guardar la comida siempre que puedas en plano, mejor que el bloque (p. Ej. coloca los filetes de pollo repartidos planos dentro de una bolsa, en lugar de todos pegados unos encima de otros). Esto facilitará tanto el almacenaje, como el proceso de descongelado (que deberás hacer siempre dentro de la nevera).
Sella muy bien las bolsas y envases sacando todo el aire antes meterlas al congelador, y si ya te has dado cuenta de que nunca vas a usar las hieleras para cubitos de hielo, aprovéchalas para congelar pequeñas porciones de preparaciones habituales que puedes cocinar de una sentada, y luego darles salida echándolas directamente a la sartén en formato “cubito” (sofritos, ajo y perejil picado, pesto, mini porciones de caldo, salsas etc…).
Mantén los buenos hábitos
Como has visto, hay un montón de cosas que puedes hacer para organizar mejor tu nevera. Verás que te resultará más sencillo ser constante en el hábito de hacer una lista de la compra consciente y acorde con tus necesidades reales, y planificarás mejor para no acumular más de lo necesario. Etiqueta las zonas interiores si es necesario para que toda la familia sepa cómo hacerlo, y dale un poco de cariño y cuidado a tu frigorífico a diario. Una vez te acostumbres, ¡no serás capaz de hacerlo de otra manera!
Y tú, ¿tienes algún truco infalible para organizar tu frigorífico? Si te ha quedado alguna duda, o crees que nos hemos dejado algo en el tintero, ¡no te olvides de contárnoslo en los comentarios!
Ángeles Blanquet dice
Clarísimo, completo, me encanta tener acceso a esteña zas prácticas , sencillas y sobre todo más naturales, más cercanas al zero weist tan difícil de pronto